Te has preguntado por qué últimamente escuchas tanto sobre la alimentación antiinflamatoria y el fortalecimiento del core (músculos de tu faja abdominal)? No se trata de una tendencia pasajera ni de una dieta de moda, ni de una obsesión con el abdomen.
Tener un cuerpo desinflamado y un core fuerte es parte de una estrategia real de autocuidado diario, respaldada por la ciencia. Ambos elementos están íntimamente conectados y tienen un impacto directo en tu digestión, tu postura, tu energía, tu descanso y tu bienestar físico general.
Cuidar lo que comes y cómo te mueves desde tu centro no es solo para “verse bien”. Es una forma de habitarte con menos molestias, más conciencia corporal, y más estabilidad emocional y física. Aquí te contamos por qué.
¿Sabías que un intestino inflamado dificulta la activación correcta de los músculos del core? Tener gases, distensión o retención afecta no solo cómo te sientes, sino también cómo tu cuerpo se mueve y se sostiene.
El core es mucho más que el “abdomen plano”. Está compuesto por un grupo de músculos profundos —como el transverso abdominal, los oblicuos, el diafragma, los erectores de la columna y el suelo pélvico— que te dan estabilidad, protegen tu columna, mejoran tu postura y te ayudan a moverte con eficiencia.
Cuando estás inflamada:
Se reduce la movilidad del diafragma y la profundidad de la respiración.
Se debilita la conexión con el transverso abdominal, que actúa como una faja natural.
Se genera presión en la zona lumbar y suelo pélvico, alterando tu postura.
Se vuelve difícil realizar entrenamientos de fuerza o estabilidad de forma efectiva.
Por eso, desinflamar el cuerpo no solo mejora cómo te ves, sino cómo activas tu centro, y con ello, cómo te sostienes, respiras, caminas, entrenas… e incluso cómo te relacionas contigo misma.
Beneficios integrales de una alimentación antiinflamatoria
Alimentación balanceada: Evita el azúcar añadida, los ultraprocesados, los aceites vegetales refinados y las harinas blancas. Prefiere vegetales cocidos, frutas bajas en FODMAP si tienes sensibilidad, proteínas magras, grasas saludables como aguacate, nueces, semillas y aceite de oliva. También incorpora especias antiinflamatorias como cúrcuma, jengibre o canela.
Movimiento diario: Practica actividades como pilates, yoga, caminata y ejercicios específicos de activación del core profundo (como respiraciones hipopresivas). El movimiento estimula la digestión y mejora la función del sistema linfático, reduciendo la inflamación.
Descanso adecuado y sueño reparador: Dormir entre 7 y 8 horas ayuda a reducir los niveles de cortisol, mejora la recuperación muscular y permite al cuerpo regenerarse.
Comer con atención: Mastica bien, evita comer con prisas o distracciones, y escucha las señales de saciedad de tu cuerpo. Comer con calma mejora la digestión y evita la inflamación.
Tener un core fuerte y un cuerpo desinflamado no es una tendencia, es una estrategia real para sentirte mejor, moverte mejor y vivir con más ligereza cada día.
Cuando reduces la inflamación desde la alimentación y los hábitos diarios, y al mismo tiempo activas conscientemente tu centro corporal, tu cuerpo responde: mejor digestión, más estabilidad, menos molestias, mejor postura y mayor vitalidad.
No se trata de buscar un abdomen plano, sino de volver a tu eje. Porque cuando estás conectada con tu centro físico y emocional, todo lo demás empieza a alinearse. Sentirte bien todos los días comienza por cuidar tu cuerpo desde adentro hacia afuera.
¿Te gustaría comenzar este proceso de desinflamación y conexión con tu core? En FTN te enseñamos como en el Reto Hipocore 21, para más información te dejamos este link: https://bit.ly/4e1Tun8
Gracias por leernos ✨
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