¿Comer sano es caro? – Mitos y realidades de la alimentación saludable

¿Comer sano es caro? – Mitos y realidades de la alimentación saludable
La idea de que “comer sano es caro” es un mito muy popular que genera debates en todo el mundo. Es común escuchar que alimentarse saludablemente es un lujo, pero ¿es realmente así? Veamos los hechos, los matices y algunos consejos prácticos para cuidar tu salud y tu bolsillo.
Mito #1: “Los alimentos sanos siempre son los más caros”
La realidad es más compleja. Si bien algunos productos saludables como salmón, frutos secos, semillas o alimentos orgánicos pueden ser costosos, la base de una dieta saludable no depende de ellos. Alimentos como frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, lácteos sencillos, pollo, sardinas y huevos son nutritivos y accesibles para la mayoría de las familias. En México, por ejemplo, estudios de la UNAM comprobaron que una dieta equilibrada basada en productos frescos puede costar igual o incluso menos que una llena de ultraprocesados y comida rápida.
Mito #2: “Lo barato sale caro… al revés”
Si solo consideramos el precio inmediato, a veces la comida rápida o chatarra parece más económica. La diferencia es menos significativa de lo que parece: por ejemplo, un kilo de plátanos puede costar 20 pesos, mientras que un kilo de pastelillos industriales ronda los 55 pesos. Un litro de agua cuesta menos que una bebida azucarada. Además, a largo plazo, una mala alimentación deriva en mayores gastos médicos y reducción de calidad de vida.
¿Por qué persiste el mito?
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Publicidad y mercadotecnia: Los alimentos rotulados como “eco”, “bio” o “superalimento” suelen encarecerse por el marketing, pero no son indispensables para alimentarse bien.
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Comodidad vs. planeación: Comprar comida rápida es sencillo, pero tener una dieta saludable requiere planificación y preparación casera, lo que puede percibirse como “caro” en tiempo.
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Política de precios y subsidios: Alimentos ultraprocesados suelen beneficiarse de producción a gran escala o subsidios, mientras que productos frescos no siempre los reciben.
Realidad: Comer bien está al alcance
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Planificación: Un menú semanal con alimentos de temporada y una lista de compras evitan desperdicios y compras impulsivas, ayudando a ahorrar.
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Mercados locales: Comprar en mercados o tiendas de barrio suele ser más económico y ofrece productos más frescos.
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Aprovechar básicos: Legumbres, arroz, papa, zanahoria, manzana o plátano son ejemplos de alimentos nutritivos y bajos en costo.
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Preparación casera: Cocinar en casa reduce gastos en comparación con comer en la calle o comprar productos ultraprocesados.
El dato: ¿Cuánto cuesta comer saludable?
Según la FAO, en 2021 el costo promedio diario de una dieta saludable en América Latina y el Caribe fue de 4.08 dólares. Sin embargo, estudios mexicanos demuestran que una dieta no saludable puede salir igual o más cara que una basada en productos frescos, dependiendo de los hábitos de compra y consumo.
Conclusión
Como ves, comer saludable no tiene que ser costoso ni complicado. Con un poco de organización y las elecciones correctas, puedes cuidar tu cuerpo, tu energía y tu bolsillo al mismo tiempo.
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