Menopausia y aumento de grasa: por qué pasa y cómo darle la vuelta con 3 estrategias simples

Vamos a decirlo como es: Un día te despiertas y tu pantalón favorito ya no sube. El brasier aprieta. Y esa lonjita en la espalda… ¿de dónde salió?
No, no te lo estás imaginando. Y no, no es porque “te estás dejando”. Es porque tu cuerpo está cambiando, y nadie te explicó cómo funciona esta etapa.
¿Entonces, qué está pasando con tu cuerpo?
Durante la perimenopausia y la menopausia, las hormonas bajan la cortina. El estrógeno se va, el metabolismo se pone más lento y el cuerpo empieza a decir: “Hmm... mejor guardo esta grasita en tu abdomen por si acaso.”
¿Y qué haces tú? Reducir calorías, matarte con cardio, dejar el pan, contar almendras... ¿Resultado? Hambre, frustración y la grasita sigue ahí.
El cuerpo, al perder estrógeno, se pone en modo protección. Y una de sus formas de “protegerte” es almacenar más grasa, especialmente en la zona abdominal. ¿Por qué? Porque esa grasa puede producir una forma débil de estrógeno, así que el cuerpo la ve como una especie de respaldo hormonal.
Además, hay un cambio natural en la distribución de grasa. Antes se acumulaba más en caderas o muslos, y ahora se va directo al abdomen, espalda baja o incluso la parte superior del torso.
Y como si fuera poco, hay otros factores que se suman a estos cambios: menos horas de sueño profundo, más estrés, menos tolerancia al ejercicio de alto impacto, y una digestión que se vuelve más lenta.
Y bien, aunque ya sabemos que ese aumento de grasa que estás experimentando está dado por tu hormonas, el cómo comes puede jugar un papel súper importante en tu grasa corporal y en muchos signos y síntomas que se hacen presentes en la peri y menopausia. Y no se trata de comer menos; para nada, de lo que se trata es de comer mejor. En esta etapa, hay alimentos que tu cuerpo ya no tolera igual y otros que necesita más que nunca.
Por ejemplo, los alimentos altos en azúcar, ultra procesados o con harinas refinadas tienden a generar más inflamación, picos de glucosa y acumulación de grasa. Y ojo: muchas veces estos alimentos se disfrazan de “light” o “saludables”: yogures sin grasa, cereales integrales con azúcar escondida, barritas, jugos detox, panecillos de avena… todo eso puede estar saboteando tu salud sin que te des cuenta.
Lo mismo pasa con el alcohol. Una copa de vino ocasional puede parecer inofensiva, pero si se vuelve rutina, termina afectando tus hormonas, tu calidad de sueño y tu metabolismo.
En esta etapa, tu cuerpo ya no tolera bien los picos de azúcar, y lo paga acumulando grasa en el abdomen, alterando tus hormonas y robándote energía.
Entonces, ¿Qué sí ayuda?
No necesitas una dieta, necesitas entender cómo alimentar a tu cuerpo en esta nueva versión de ti misma. 3 hacks de nutrición que te sumarán mucho a la hora de verte y sentirte mejor:
- Primer hacks: más proteína. Sí, más de la que probablemente estás comiendo. La proteína te ayuda a mantener y ganar músculo (clave para mantener el metabolismo activo), te da saciedad y estabiliza el azúcar en sangre. No se trata de hacer una dieta hiperproteica, sino de asegurarte que en cada comida haya una porción adecuada.
- Segundo hack: más fibra y alimentos naturales. Frutas enteras (no en jugo), verduras variadas, semillas, grasas saludables como aguacate, nueces, aceite de oliva. Este tipo de alimentos apoyan a tu digestión, mejoran tu microbiota y ayudan a regular tus hormonas de manera natural.
- Tercer hack: menos miedo a las grasas buenas. Durante años nos dijeron que las grasas engordan, pero hoy sabemos que son esenciales para la salud hormonal, cerebral y metabólica. Eso sí, deben ser de calidad.
Y es importantísimo que quede claro: esto no es para bajar de peso rápido, es para que dejes de sentirte hinchada, cansada, desmotivada y sin control sobre tu cuerpo.
¿Qué otras cosas que puedes hacer? Moverte, tener una rutina de sueño, manejo de estrés…. Esto también impacta en tu composición corporal y otras áreas de tu cuerpo.
Nadie te enseñó a comer para esta etapa… pero es hora de aprender.
Tu salud hormonal y tu composición corporal cambia en esta etapa, pero tú con tus hábitos puedes marcar la diferencia… solo necesitas cambiar el enfoque, y dejar de seguir reglas de revistas viejas.
Porque la menopausia no es el fin de nada, es el inicio de una nueva versión de ti: más sabia, más fuerte, más conectada con lo que necesitas. Porque sí, puedes tener 45, 50 o más, y sentirte increíble.
Si te interesa seguir aprendiendo sobre perimenopausia y menopausia, no te desconectes… ¡se vienen contenidos y sorpresas pensadas especialmente para ti! Gracias por estar aquí. 💛
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